Libro: Charlas con fotógrafos latinoamericanos
144 páginas - 22,5cm x 22,5cm. Ediciones Bex - Producido por Jorge Piccini.
Eduardo Longoni, por Albertina Palacio | Francisco Mata Rosas, por Marta Patricia Montero | Sara Facio, por Giselle Otero | Andy Goldstein, por Giselle Otero | Gaby Messina, por Sol Martí | Daniel Sosa, por Manuela Rodrigues y Júlio Boaventura | Adalberto Roque, por Jorge Piccini | Daniel García, por Alba Piazza | Leonora Vicuña, por Patricio M. Lueiza | Julie Weisz, por Giselle Otero | Iatä Cannabrava, por Manuela Rodrigues y Júlio Boaventura | Julio Pantoja, por Diego Aráoz | Roberto Guidotti, por Carla Marty | Antonio Briceño, por Verónica Bustillos | Héctor López, por Chester Pinto | Armando Zambrana, por Bárbara Siragusa | Martín Acosta, por Gisella Ardit | Julio Larramandi, por Yailín Alfaro Guillén | Federico Bechis, por Albertina Palacio | Zaida Gozález Ríos, por eresa De Jesús Arana
JULIE WEISZ, Argentina
por Giselle Otero
Fotografiando la experiencia de vivir.
¿Cómo fueron tus comienzos Julie?
Con la muerte de mi padre, tuve que trabajar en el estudio de fotografía con tan sólo 15 años, por aquél entonces mi padre se dedicaba a la realización de eventos sociales, y retratos de familia, yo fui la elegida para continuar con la tradición familiar, recién en 1965 hice mi primer curso de fotografía con Pedro Otero (Argentina). Si bien me resistí bastante al comienzo, seguí trabajando hasta que en 1981 me enamoré aún más de la fotografía a través del ciclo “Teatro abierto” dónde pude conjugar mis dos pasiones. la fotografía y el Teatro.
Contános acerca de esa etapa clave en tu trayectoria, sin duda fue "La epopeya de Teatro abierto" cómo la describiera tan acertadamente Carlos Gorostiza en el prólogo de tu libro, en la cual tu mirada fue un aporte clave como testimonio y documento de una época agitada.
Ciertamente, soy la testigo visual que estuvo en el momento justo y el lugar indicado durante tres años, Corría el año 1981 – veintiún autores, veintiún directores, actores y cientos de espectadores que, en la ciudad de Buenos Aires vivían la misma desesperante necesidad de expresarse y comunicarse. Fue así que la propuesta, desafiando y superando la censura amordazante vigente en aquellos tiempos, se convirtió en la primera expresión rebelde que la cultura argentina opuso a largos años de silencio por la dictadura. Las fotografías que tomé fueron parte de la espontánea presencia activa del pueblo de Buenos Aires durante aquellas jornadas.
Cabe destacar que Teatro Abierto fue la primera reacción cultural contra el genocida régimen militar establecido en 1976. El martes 28 de julio de 1981, el actor Jorge Rivera López, entonces presidente de la Asociación Argentina de Actores inauguró Teatro Abierto. Julie había sido convocada al Teatro del Picadero para fotografiar el vestuario de La Cortina de Abalorios de Ricardo Monti cuya protagonista era Cipe Lincovsky, al terminar su trabajo fue invitada a ver la función y terminó fotografiando el ciclo completo en los años 1981, 1982 y 1983. Fueron noches intensas – recuerda- vivíamos en una situación social dramática, sin ilusiones, ni proyectos, se respiraba mucho miedo aún.
¿Creés que es importante atravesar la experiencia del ensayo dentro del camino fotográfico?
Claro que sí, yo les pido a mis alumnos y los llevo a temas que no son necesariamente series. En mi trabajo sobre mujeres, en la provincia de Formosa, trabajé con una socióloga y una antropóloga antes de viajar, fui a retratar la vida de esas mujeres en su contexto, (se refiere a su trabajo documental; “Identidad femenina en una minoría étnica” - Formosa - Argentina – 1989). Al terminar con la experiencia en teatro sentí que había cerrado un telón, pedí los auspicios a la Secretaría de Cultura y eso ayudó a abrirme las puertas y encontrar ayuda en Las Lomitas. Busqué una comunidad de mujeres transmisoras de cultura en estado puro, me instalé en Las Lomitas a 40 Km. de la comunidad Pilagá, Campo del Cielo y el intendente de Las Lomitas me llevaba todos los días en su camioneta. El primer día me presentó a los hombres porque ellos debían decidir si me daban o no el permiso para que pudiera tomar fotografías a las mujeres de la comunidad en su vida cotidiana. Observaba sus silencios ya que muchas de ellas no hablaban castellano con lo cual manteníamos una comunicación de miradas, no verbal, me dejaban intervenir en sus actividades.
¿Qué es para vos un artista?
Ser artista es algo que está mas allá de la actividad que desarrolles. Tiene que ver con tu sensibilidad, con tu forma de mirar el mundo y tu compromiso con la vida, tuya y de los que te rodean. Un trabajo diario con uno mismo, es atravesar los estados de ánimo sin prejuicios ni encasillamientos, no soy partidaria de los puntos de partida pero si sé identificar claramente cuándo una idea está agotada. Es dejar que fluya la creatividad sin bloquearla, ser auténticos.
El trabajo llamado "Autorretratos Circulares" denota una profunda búsqueda de identidad.
¿Qué podés detallarnos al respecto?
Si, totalmente, en 1990 comencé a investigar el tema del autorretrato. A medida que el tiempo pasaba y los cambios de mi vida se iban sucediendo, yo me ponía frente a la cámara y sentía que cuando me tomaba la foto dejaba la angustia impresa en la emulsión. Por eso el nombre de “autorretratos circulares”, como los ciclos de la vida.
¿Cómo desarrollaste el trabajo "La vida en terapia intensiva"?
En el año 1994 el Dr. Reussi me pidió que tomara unas fotografías en la Terapia Intensiva de la clínica donde él y su equipo trabajaban, acepté con la condición que me dejaran hacer un trabajo comprometido, me pareció interesante revalorizar la mirada y cómo fotógrafos es siempre un ida y vuelta, que es lo que veo, lo que quiero ver y lo que no. Fue todo un proceso que duró dos veranos enteros, comencé por lo general y luego me fui centrando en los detalles que rodean a los pacientes, sus manos, los aparatos que los mantienen vivos, también hice un juego de roles y me ponía un delantal para ponerme en la mirada del médico, al igual que acostarme en las camas y mirar desde el lugar del paciente. Tomé posesión del lugar y me moví con total libertad. Tuve mucho apoyo, muchos cafés y largas charlas. Ahora con el libro terminado, leo los testimonios, y todo suena tan familiar!! Por último quisiera destacar que la obra “Paisajes inciertos” es la única que continúa actualmente a través de otra expresión que es la pintura, a la cual Julie se dedica desde hace muchos años y retomó activamente en 2010 concurriendo al taller de Cristina Santander y Marta Belmes.
En el Centro Cultural Ricardo Rojas dicta talleres sobre Fotografía de Teatro, Creatividad y Fotografía, desde el año 2005. En su estudio dá clínicas y seguimiento de proyectos, retrato y autorretrato, entre otros.-
Sobre la autora:
Julie Weisz nació en Buenos Aires, Argentina es una destacada fotógrafa de reconocida trayectoria como artista, curadora, docente y Jurado. Sus obras forman parte de importantes colecciones, museos y archivos históricos. Actualmente se encuentra dedicada a la fotografía de autor, la pintura y la docencia con workshops y cursos de perfeccionamiento para artistas y profesionales.
www.julieweisz.com.ar
Sobre la entrevistadora:
Giselle Otero es de Lanús Oeste, Pcia. Buenos Aires Comenzó a estudiar Fotografía en 1996 en la “Escuela de Fotografía Creativa de Andy Goldstein”, Técnica Fotográfica con Filiberto Mugnani en C.C. Rojas Talleres de laboratorio blanco y negro e iluminación en Imdafta, 2 (dos) años cursó en Escuela de Fotografía y Artes Gráficas Maestro Quinquela Iluminación, Foto periodismo, Semiología de la imagen y Ensayo Fotográfico con Andrea Chame (UBA). Dirección de Fotografía, cámara e iluminación en el S.I.C.A (Promoción1999-Tit.: Rodolfo Denevi). Hasta la actualidad realiza trabajos independientes para Foto lucida (proyecto personal).
Fotógrafa performer en danzabismal y trabajos independientes varios bajo el nombre de Fotolucida.
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