Celebracón de la tierra - Raúl Cottone

En el trabajo “Celebración de la Tierra” Raúl Cottone recorta costumbres telúricas, homenajea a la raza americana que desde tiempos inmemoriales ha vivido religada con la Madre Tierra, revaloriza las auténticas creaciones culturales de los hombres del Altiplano y la Quebrada. Cuando ellos retoman el tiempo sagrado y reeditan fragmentos de un tiempo ancestral, su mirada compone las fiestas, las coplas, el esquema coreográfico de las danzas, la ornamentación peculiar. Encuadra la superposición de prácticas paganas con devociones católicas.
Porque previo al Carnaval -festividad de orígenes mágico-sacrales, que toma una identidad singular con la veneración incaica de la Pachamama- prensa la ceremonia de parentesco ritual conocida como Topamiento de las Comadres, donde se construye un vínculo indestructible y sagrado entre amigos. Las comitivas arrojan papel picado, las cubren con serpentinas, flores, almidón, harina y agua y en un acto de comunión sacrificial devoran frutos y masaguaguas (panecillos en forma de niños). Otra variante de parentesco ritual es la Señalada, asociada con el peculiar ritmo estacional de los tiempos agrarios, festejo domés-tico de pastores, en cuyo transcurso los cabritos y corderos re-ciben en la oreja la señal registrada por el propietario. Después de una semana de brincos, risas, beberaje, olvido, se entierra el Carnaval en la Quebrada. Se cava un hoyo y se corpacha -se depositan cigarros, coca, serpentinas, chicha-.
Finalmente se entierra al Diablo que representa al Carnaval o se lo arroja entre las llamas.
Y en cualquier época del año, apresa los fascinantes y célebres Misachicos norteños -ceremonial de procesión del Santito al pueblo más cercano, para rezarle una misa, con paradas en los lugares donde se condensa mayor sacralidad-. Por delante la magia del Samilante espantando al Diablo y una banda de sikuris. Músicos ceremoniales marchan al repique de cajas, bombos, erquenchos, charangos. El ensayo “Celebración de la Tierra” también cubre la Semana Santa con un notable despliegue litúrgico-protocolar, inaugurado con la procesión de la Virgen de Copacabana, el Domingo de Ramos, y el Día de las Almas, con la diversidad de sus rituales y ofrendas. Y el velorio colla. Así, con un sentido épico de la imagen, por poblados de casonas con paredes de adobe y angostas callejuelas, Raúl Cottone recoge en su plenitud los gestos, los tipos y los ritmos de épocas milenarias.
Graciela Hornia.

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