Carroulandia Park
Virginia Moreno | San Juan
Ser mamá por primera vez despertó en mí nuevas sensaciones… Un éxtasis de AMOR me permitió viajar hacia lo más profundo del ser, donde me reencontré con aquella niña feliz y alegre que disfrutaba de los juegos sencillos de la época.
Fue entonces cuando decidí volver a la calesita con mi hija que apenas contaba con algunos meses de edad. Esto me conectó al pasado viviendo el presente, con un dejo sabor a rastro de irrealidad, como si estuviera en un dulce sueño. La única calesita que queda en mi provincia, como detenida en el tiempo, sigue latente allí, a la espera de nuevos niños que deseen conquistarla.
Porque creo en los valores humanos, en los derechos del niño y en el “piel a piel”, es que pretendo inculcarle a mi retoño un disfrute pleno con el presente y con el “otro”, aun cuando predomine la cibernética en un mundo como el que vivimos hoy.
Finalmente, quiero destacar que en las numerosas visitas que realicé al lugar para poder llevar a cabo este trabajo, conversé mucho con Elizabeth, la señora que hoy en día tiene la concesión de la calesita. Mi admiración hacia ella por el amor, el respeto y el cuidado que tiene hacia la misma y hacia las personas que la visitan.
Doy fe que está en buenas manos. Sería un sueño para ella, tanto como para mí y seguramente muchas personas más, que la calesita fuera restaurada por idóneos, cuidando cada detalle para conservarla como fue creada. Un profundo deseo de rescatar de alguna manera este patrimonio cultural, tan valioso para nuestro querido San Juan y su comunidad, especialmente para los niños.