Quien alguna vez haya tenido que trabajar en la calle sabrá muy bien de que hablan éstas caras, éstas miradas. Para quíen no, para el que tuvo mejor suerte, se las ofrezco en estas páginas. Para que no les tenga miedo, para que las mire. La calle marca surcos en la piel del que la sufre, como una curtiembre de la piel viva. Es muchas veces último recurso del que no encuentra otra manera. Del que limpia lo que los demás ensuciamos.
Del que vende sin negocio ni local más que la ropa puesta. La calle es un lugar en eterna disputa, hay que desarrollar los reflejos para no perder. Hay que saber de coimas y complacencias de los dueños de la ley. Es una exposición permanente en la que ni el más entrenado se puede descuidar.
Algunos se curten de pequeños, otros ya de grandes y todos pagan el precio. Desde abril de este año, me paro cuando los veo, bajo de la bicicleta y les converso, les pregunto poco porque no les quiero molestar, tienen nombre, edad y ocupación, y muy poca valoracion de su trabajo. Éste es mi modesto homenaje a todos ellos y ellas.
Contacto
(Asunción 1 de Octubre de 201): Sin datos personales, desempleado participa en una manifestación docente.
(Asunción, 27 de setiembre de 2014): Josefina Franco, 22 años, una hija. Hace 12 años que trabaja en las calles de Asunción reciclando.
(Asunción, 2 de julio 2014): Lorenza, 50, seis hijos, trabajadora de limpieza urbana desde hace 17 años.
(Aregua, 14 de setiembre de 2014): Patricia, abuela de la etnia Maca, de 85 años, mendiga dinero o víveres por las calles del pueblo.
(Asunción, 27 de junio de 2014): Lizardo Valdez, recilador circunstancial, desempleado por la inundación, 6 hijos.
(Asunción, 23 de junio de 2014): Sergio Trepowski, barrendero municipal de Asunción.
(Asunción, 14 de junio de 2014) Jubilado en el Mercado 4 de Asunción. Sin datos personales.
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