Tradicionalmente en Latinoamérica hemos tenido la tendencia a inclinarnos por la cultura machista, aunque con el paso del tiempo ésta mentalidad ha ido poco a poco desapareciendo. Actualmente tenemos mujeres viviendo de profesiones que antes solo eran reservadas para hombres, incluso tenemos grandes y talentosas deportistas en ramas como el Boxeo y Artes Marciales, solo para mencionar algunas; en tiempos pasados era inimaginable que esto sucediera.
Estos estereotipos se han creado por ignorancia y falta de cultura, pero podemos indicar que en el mundo de las artes hay casos similares pero aun así, al revés, como el ballet. Práctica que se ha visto como algo exclusivo para el género femenino, obteniendo muy pocas figuras masculinas que puedan representar este arte. En la redes sociales conocí a Lilah Troitiño, ex bailarina y una de las fundadoras de La Fundación Danza Nova, proyecto que busca dar a conocer este arte a niños de bajos recursos; en especial a los de un orfanato en el Casco Antiguo de la Ciudad; y si es posible y con mucha práctica poder tener una camada de bailarines masculinos y panameños, que escasean en la región. El orfanato Hogar de la Infancia de día funciona como un colegio mixto. Por las tardes alberga a Danza Nova quienes enseñan a estos chicos una vía alterna en la vida, ademas de alimentarlos con cultura e introducirlos en el gusto del Ballet.
Se da mucho el caso que una vez terminada la primaria muchos de estos chicos no regresan a las clases de danza por diversas razones, una de las que más pesa es la presión de amigos y familiares que ven en esta rama de la danza un tabú, que viven bajo el concepto de éste arte es solo para mujeres y homosexuales. Aún así existen unos pocos que si regresan, que si muestran interés de seguir y de participar en diversas competencias. Ser bailarín de ballet requiere de bastante exigencia física y mental como otros deportes. Danza Nova está poniendo su grano de arena para ver si en unos años Panamá puede contar con muchachos bailarines; profesionales que desafían la gravedad, que puedan hacer grandes giros en el aire y darle esa armonía y estabilidad a la danza
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