El tiempo es el mejor autor”, solía decir el humorista Charles Chaplin en referencia, quizás, a la dualidad, perpetua y momentánea, que caracteriza al tiempo. Aquel transcurrir, imparable e inexorable, se manifiesta en pequeños instantes capturados a través del lente fotográfico, que lejos de mostrar efigies en poses frívolas, transmite el sentir de diez personas en torno a su presente y porvenir. Cada retrato es un idilio pretérito o un guiño al mañana, en donde la belleza del anhelo y la nostalgia del recuerdo nos narran una historia. Para el fotógrafo, empero, la reflexión surge al ver las imágenes en conjunto.
“Es una forma de comprender la relación de cada protagonista con su entorno y actitud frente a la vida, sin importar su edad”, comenta.
La técnica utilizada en este proyecto de retratos es variada, pero también encuentra inspiración en la fotografía callejera, empleada de forma habitual por el artista, por su capacidad de mostrar la expresividad de manera libre y pura. Igualmente, el bokeh logrado en algunas tomas lo usa como un recurso para apelar a la astmósfera de ensueño descrita en cada sujeto.
El resultado, es un esbozo fotrográfico íntimo y creativo, en donde la luz y la composición, complementan el relato de aquellas personas en busca del esplendor de un sueño.
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