Tomar la leche

Mabel Sierra karst | San Luis

El presente trabajo fotográfico surge a partir de mi participación como colaboradora en el Merendero “Estrellitas de Belén”, que funciona en el Anexo 5 del barrio Plan Lote Eva Perón, en la ciudad de San Luis. Allí muchas familias de escasos recursos lograron afincarse mediante la donación de un lote en el que fueron construyendo viviendas sencillas, lo que podían, un lugar propio. Pero había y hay carencias. Una de las vecinas, Natalia Buss, conmovida al ver que había niños que no se alimentaban bien, que ni siquiera tenían una taza de leche para tomar al volver de la escuela, decidió hacer algo.

Cedió un pedazo del terreno de su humilde casa, en el que de a poco se pudo construir un pequeño galpón y consiguió donaciones de pan y leche para organizar un Merendero. Allí llegan los niños por las tardes, los más chiquitos con sus mamás, trayendo una taza, una mamadera o una botella para llenarlas de leche. Entre todos los ayudantes repartimos la merienda, conversamos con los niños y sus madres, conseguimos zapatillas o útiles escolares. También organizamos fiestas de cumpleaños, Pascua, Reyes. Aprendimos que brindar una taza de leche no es solamente eso. Hay algo más. Ocurre un pequeño milagro todas las tardes en el encuentro con los niños que nos esperan. Hay alegría en los ojos, hay cariño en las palabras. Y es que la leche es el sustento elemental, el nutriente fundante de la vida, el símbolo del amor materno y del cuidado de una sociedad por sus pequeños.
Sin la leche, ¿cómo se puede pensar la niñez? Sin la taza de leche en la merienda, junto a la familia, ¿cómo se puede proyectar un mundo? Este es mi homenaje a un pequeño emprendimiento que es sólo uno, entre tantos otros en nuestro país, que irradian su luz, ganándole terreno a la indiferencia, fortaleciendo la esperanza, dando pruebas de que, como dice Eduardo Galeano, “actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”.