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Christian Jivelekian

Memoria y olvido

La intención de estas fotografías no es afilar la sierra sinfín con fines críticos, sino que me interesa cortar “a favor de la veta” para no generar astillas dolorosas ni desgarrar la fibra de la madera. Y si aparece algún nudo que debilite la madera, que sea del corte de una rama viva del árbol que nos refuerce y nos inspire alguna reflexión acerca de estas historias que atraviesan cambios de épocas, tanto para instituciones, para las personas que trabajan en ellas y nuestra historia personal. No es mi intención enfocarme en las grietas producidas por las sacudidas de vientos fuertes, incendios y la congelación de la savia que todas las historias padecen en dirección de sus capas anuales. Así, el propósito es concentrarme en el corazón de las historias personales de los carpinteros y su trabajo, atravesadas por la historia del aserradero y la carpintería de Parques Nacionales en su entorno social e histórico.
“Muchas veces me he detenido, solo en mi estudio, o con amigos, a cavilar sobre este tema, sobre la diferencia entre el tiempo existencial y el tiempo cronológico: éste es igual para todos; aquél, lo más personal de cada hombre”.
Sábato, Ernesto. Antes del fin. Seix Barral. Buenos Aires. 1999.

Desde que comencé a copiar las primeras fotos y en las sucesivas ocasiones que regresé al aserradero, fue apareciendo una sensación tenue al principio y más fuerte después. No estaba tratando de encontrar huellas del pasado en el tiempo presente, la evidencia me mostraba como se construye el abandono. Como escribió Sábato en Antes del fin “cuanto más tratamos de olvidar con más ímpetu se arraiga en la memoria”.
Por eso las fotografías se centraron cada vez más en manifestar el contraste entre el abandono y los dos últimos carpinteros que trabajan todos los días en la carpintería. La memoria activa y el lento deterioro hasta el final. Con la tarea más clara, me propuse rescatar lo que permanece en la memoria salvándolo del olvido y el abandono.
“¿Qué hacía las veces de fotografía antes de la invención de la cámara fotográfica? La respuesta que uno espera es: el grabado, el dibujo, la pintura. Pero la respuesta más reveladora sería: la memoria. La que hacen las fotografías allí afuera, en el espacio exterior a nosotros, se realiza anteriormente en el marco del pensamiento”. Berger, John. Mirar. Ediciones de la flor. Buenos Aires. 1998.
En ese sentido, me ayudó a realizar las fotos tener claro que no soy el dueño a través de la cámara de la memoria. Traté de comprometerme en crear imágenes que nos lleven a pensar y no únicamente para reconstruir la línea de tiempo. En la memoria conviven diferentes tiempos, registra imágenes discontinuas, fijando hechos y omitiendo otros, es decir, la fotografía funciona como la memoria en un campo más acotado. Es un desafío tratar que las fotografías coexistan entre ellas y además la historia de los carpinteros y el abandono como un lugar común a nuestra condición humana.
Las épocas cambian, tienen sus costos, pero no tienen que ser una pérdida. Esos momentos de transición, donde se rompen estructuras son de inmenso aprendizaje y sirven para no caer en tediosas comparaciones. Así lo sienten y expresan Beto y Polo los carpinteros que aún siguen trabajando en la carpintería: “antes era de una manera y ahora es de otra, ni mejor ni peor”. Como dice Beto, “antes cada carpintero, los viejos, tenían su masa de madera hecha en el torno, ahora yo uso un martillo (de hierro) con un taquito para no dañar la madera”. Todavía está colgada bajo el banco la masa de su padre. Memoria para pensar la riqueza de nuestros orígenes y como herramienta para pensar el presente hacia el futuro. La era de las máquinas, el progreso con sus palancas y botones no tienen que reducir todo a viruta. Todo esta actividad, toda la experiencia, empezó a engendrar un sentimiento profundo hasta el día hoy, “Ser de Parques Nacionales”. Cuando empieza a emerger este orgullo, dice Polo, “lo importante es llegar temprano y no importa a la hora que te vas”.
El aserradero cerró sus puertas en el 2010 y está a la espera que su estructura edilicia sea utilizada (en la actualidad hay un proyecto para este lugar), la carpintería sigue funcionando y mi intención es seguir trabajando en poner en valor las historias que dieron vida a todo este predio a través de un fotolibro. Por supuesto, las fotografías son un puente que nos permiten vincular el pasado y el presente. Claro está, no es un puente tan fácil de cruzar y está sujeto a numerosas interpretaciones.
Esta presentación omite muchos acontecimientos y recuerdos, pero casi cae en un olvido. Recuerdo cuando Jorge Ávila el último encargado del aserradero (le decían sus compañeros aceitera porque estaba siempre con las manos aceitadas arreglando o utilizando la sierra sinfín) me permitió hacer mis primeras fotos del lugar. Más que abrirme las puertas del lugar y su historia, me abrió la posibilidad de apasionarme por la fotografía, todavía recuerdo el increíble momento cuando revelé el negativo de Jorge trabajando en la sierra sinfín y cuando en la bandeja de revelado apareció en el papel la imagen.
Christian J. Jivelekián (2022).