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Guanacache

César Lafalce | Mendoza

Las lagunas de Guanacache se encuentran hacia el centro de la región de Cuyo, en el límite de las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis. Se trata de un sistema hidrológico de bañados y lagunas encadenadas, al que alimentan los ríos Mendoza, San Juan y Desaguadero. En el pasado los bañados estuvieron habitados por los “laguneros”, una parcialidad del pueblo huarpe, quienes navegaban el extenso sistema de lagunas con embarcaciones de totora. Eran pescadores y cazadores, cultivaban la papa y el maíz de manera rudimentaria, aunque realizando canalizaciones para su riego. Originalmente existían un total 25 lagunas intercomunicadas y con abundantes islas, rodeadas de tierra fértil, abarcando un área de unos 2500 km².

Desde fines de s. XIX debido a la sobreexplotación de los ríos aguas arriba se fueron secando, reapareciendo sólo en temporadas de grandes deshielos. Como grupo étnico distintivo los huarpes desaparecieron a mediados del siglo XVIII, entre otras causas, por la falta de inmunidad contra las enfermedades que trajeron los europeos. También por el sistema de encomiendas impuesto por los españoles, por el cual enviaban a los indígenas cuyanos a trabajar a las minas de Chile. Las muy penosas condiciones de trabajo les provocaban una importante mortandad. Actualmente existen en la zona comunidades que pueden acreditar su filiación huarpe, si bien con un gran mestizaje, que se inició desde la llegada misma de las primeras corrientes colonizadoras españolas. Fue en esta región donde en la segunda mitad de siglo XIX tuvo su centro la actividad de Santos Guayama, considerado un bandido “popular”, y al que se le atribuye linaje huarpe. Según las crónicas de la época, las lagunas fueron prácticamente impenetrables para la policía durante varios años, debido a la actividad de las bandas que Guayama lideraba.

Inscripta en la línea documental, esta serie de imágenes fue realizada en las comunidades de Lagunas del Rosario y San José, ubicadas al noreste de la provincia de Mendoza. Pretendo con ella – en la medida de las posibilidades de esa magnífica herramienta que es la fotografía- hacer un aporte a la comprensión de la vida actual de estas comunidades. Modus vivendi en el que una acuciante falta de agua, así como de servicios de salud, sumado a la migración de los jóvenes en búsqueda de oportunidades, y a la insidiosa penetración de la cultura ciudadana, son algunas de las necesidades y características sociales más relevantes. Sin embargo y en forma paralela al rigor y la honestidad en la intención documental, he buscado dotar a mis fotografías de atributos artístico-expresivos, digamos: composición, manejo de la luz ambiente, sintonía y una íntima compenetración con los personajes y ambientes fotografiados, han estado en el centro de mi preocupación. Sólo fotografías “poderosamente concebidas, aerodinámicas”, -en palabras de Henri Cartier-Bresson- pueden, acaso, tener posibilidades de transmitir algo de la fabulosa complejidad de lo real.