Tinku
Gianni Bulacio | Jujuy
A una altura extrema en medio los andes Bolivianos cada 3 de mayo al rededor de ochenta comunidades indigenas llegan al pueblo de Macha ubicado al norte del departamento de Potosí, para celebrar la fiesta del Tinku, que en lengua quechua significa `encuentro´. Un encuentro que dicen, entre las comunidades, liberará tensiones por algun animal robado de la granja o alguna disputa por tierras.
Un encuentro para demostrar su valentia y de cortejo para conseguir pareja.
Un encuentro que a golpes de puños con su sangre derramada será ofrenda para la Pachamama (madre tierra) para fertilizar la tierra y así obtener buenas cosechas el año venidero. Aunque la fiesta tiene profundas raíces en el pasado indígena, se ha fusionado con la fe católica trasformandose como tantas otras en una fiesta sincrética donde las comunidades llegan al la plaza central del pueblo cargando la Wila Cruz, que a menudo tiene mascaras semejantes a la cara de Jesus, y por quien deben bailar y beber en su honor. En un primer momento las peleas son de uno a uno hasta que se intensifica la energía y las comunidades empiezan a luchar en grandes grupos.
Látigos y puños se levantan, algunas personas caen al suelo debajo de las multitudes que luchan y caóticas batallas a gran escala estallan. La multitud se dispersa corriendo por las calles hasta que la energía se acumula de nuevo y una y otra pelea vuelve a suceder. Este tipo de enfrentamientos o encuentros rituales eran más comunes en los Andes en el pasado, pero han sido prohibidas por la iglesia y la policía. En la actualidad sólo existen en algunos pueblos aislados donde la tradición está tan arraigada en la cultura que continúa hasta hoy.