Sin futuro

Joquín Meabe | Corrientes

Sin futuro es un nombre muy duro. Muy feo. Muy desalentador. Cualquier ser humano que se plantee una idea tal sin dudas se sentiría devastado. Sentiría deseos morir.
Pero más duro seria no poder hacerlo y transitar estas sensaciones con todos sus sentidos elementales a pleno. No poder morir por que no puede, por que no debe, porque se lo impiden. Se lo impide el propio instinto de supervivencia.
Ese instinto que mantiene vivo un cuerpo y una mente haciendo malabarismos mágicos para transitar un futuro que no conoce, y que si lo conoce no lo quiere transitar. Pero el ser humano adulto entiende un poco mejor esto. Quien aún no entiende absolutamente nada de esto es el ser humano pequeño, el de corto andar por la supervivencia, sin experiencia en la comprensión de las cosas. Pero esa poca experiencia lo posa sobre esta idea, de no tener futuro.
Aun sin comprensión total, pero ya con una idea. Una idea dura a la que se acostumbrará, hasta volverse comprensivo de esta situación. Esta es la sensación de miles de personas en La ciudad de Corrientes que ocupan tierras ajenas y pelean por ellas desde utopías monumentales aferrándose a la esperanza de lograr romper esa sensación que traen desde muy pequeños, no tener futuro. La fotografía documental sobrepasa las palabras y expone realidades desde donde ningún texto puede igualarla. Explicar el título del relato es solo una intención mal lograda de ponerle letras a una realidad cansada de leerse. Hay que mirar. Hay que estar.
Hay que mostrar. Hay que intentar que se conozca. Solo eso es la función de la fotografía documental de denuncia.