Trabajo rural correntino

Aníbal Parera | Corrientes

Corrientes es una de las veintitrés provincias que integra la República Argentina. Mantiene límites con cuatro de ellas: Misiones, Entre Ríos, Chaco y Santa Fe, pero además con otros tres países, Paraguay, Brasil y Uruguay. Aún rodeada de esa forma, se mantiene única en sus características esenciales. Grandiosa en su tranquila naturaleza de esteros, “islas” de monte y anchos pastizales, generosa en su cultura y espléndida en el ámbito rural.
El campo correntino palpita y está vivo. Es el hábitat natural del “mencho”, acaso su tipo humano más típico; hecho de jinetes que atraviesan las cuchillas con sombrero de ala ancha, pañuelo al viento y polainas, clavando en el aire esa expresión salvaje y ancestral llamada “sapucay”. Patria del yacaré y cuna del chamamé, que se quiere hacer también arrocera y forestal, para no quedarse tan atrás. Donde –sin embargo, en secreto– encuentra fuerza destacada en la producción de carnes para el país y el mundo, en la invitación permanente a conocerla y en la conservación de su magnífica naturaleza.
Recorrí las estancias correntinas durante dos años, dedicado a captar la esencia de lo expresado anteriormente y este es parte de un viaje a las raíces de la ganadería argentina. Las imágenes integran la galería de los dos tomos de “Estancias de Corrientes” (textos y fotografías de Aníbal F. Parera, AP Ediciones Naturales).