DIRECTORES DE FOTOGRAFIA EN EL CINE

Malen Rocío Quinteros

Un diario de recuerdos

PROCESO CREATIVO: El té de las tres de la tarde.
Es un documental de ensayo poético sobre unos recuerdos vividos con mi abuela materna cuando yo era adolescente. Si bien trabajé como directora de fotografía, llevé adelante la realización integral del proyecto debido a que al tratarse de momentos que había vivido cuando era chica, percibía que solo de manera integral iba a poder expresar lo que quería contar, y es por eso que colaboré en el guion y dirigí el proyecto.
Trabajé con la mezcla de materialidades, recopile material de archivo, grabé material a cámara en mano a las que llamé “experimentaciones” debido a que lo único que controlaba era la exposición, luego jugaba con la luz solar y los movimientos, también llevé a cabo el rodaje de una serie de secuencias, las cuales fueron pensadas íntegramente y finalmente también incorporé mi voz como voz en off para darle una impronta más personal.
Quería darme el gusto de jugar con diferentes texturas, formatos, materialidades, planos e iluminación porque sentía que era necesario para poder reflejar la imagen naturalista que quería mostrar en forma de poesía. Quería contar un poema con imágenes en donde lo sensorial este presente y para hacerlo realidad precisaba unir todos los materiales de trabajo.
Buscaba una imagen naturalista, es decir, imágenes con poco contraste, con luces planas, donde la luz solar, reflejos y brillos tomen un rol fundamental en la narrativa, es decir pasen a ser el hilo conductor de la historia, protagonistas de la misma. La iluminación natural y el uso de planos secuencia son también características comunes ya que se busca transmitir una sensación de autenticidad y cercanía con la realidad.
A su vez también debo hablar de una imagen ensueño, concepto y estética importante que remarco durante todo el documental. Quería reflejar que el espectador se sienta en un sueño y en el cual las acciones que suceden son involuntarias, en otras palabras, la historia que se crea sucede sin la voluntad del soñante, es una creación ficticia y constituye una capacidad escenográfica para nuestro cerebro.
Los sueños que trascienden, son los que quedan grabados en nuestra cabeza debido a las diversas experiencias y vivencias que cada uno vivió y es por esto que quise reflejar aquellos recuerdos oníricos en forma de documental. En este caso en relación a la secuencia de los objetos cayendo en el agua.
Elegí trabajar con el aspecto ratio estándar de 16:9 para tener una pantalla ancha y amplia, y que el espectador pueda disfrutar y adentrarse en la historia a través de las imágenes de forma más natural. Sin embargo, el cortometraje comienza con un video de material de archivo, el cual aparece con otro aspecto de ratio a propósito. Mi intención era que, desde el inicio del visionado, el video de archivo se observe como si fuese la televisión de cuando yo era chica y que el espectador comprenda que la historia va a girar sobre la persona que se está presentando.
Ante la búsqueda de una imagen naturalista, pensé en trabajar con una cámara Nikon sin espejo porque sabía que me iba a brindar una imagen cercana a lo que quería transmitir.
Sin embargo, por falta de presupuesto, preferí usar mi cámara Sony A7C full frame y conseguir unos lentes analógicos. Me interesaba utilizar unos lentes Hasselblad, pero como no los conseguí, ya que no se comercializan en Argentina, opté por unos lentes analógicos CANON FD que poseen una textura suave, cremosa y delicada, ideal para contar mi historia. Además, incorporé unos filtros soft para darle una textura y terminación especial a la imagen, y me decidí por un ¼ de Black Satin y un ¼ de Pearlescent, que los utilicé durante todo el rodaje debido a que quería, todo el tiempo, marcar la idea onírica que se refleja durante todo el cortometraje. Asimismo, un ND variable que solo utilicé en las tomas en exteriores.
En la secuencia en exteriores trabajé con la cámara en shoulder para conseguir el seguimiento utilizando la luz solar del atardecer.
Para la escena en el agua opté por trabajar en cámara lenta para generar la idea de ensueño onírico en todo el film. Probé angulaciones, planos y me di cuenta de que era una secuencia que debía suceder en cámara fija para poder centrar la mirada en lo que iba sucediendo en el agua.
Escogí una luz dura, ya que esta me generaba diversos efectos en el agua con los cuales podía jugar. Estas pruebas fueron clave a la hora de ir a rodaje porque logré tener todo bajo control.
Este momento, de alguna manera, viene a representar la merienda que luego se da a conocer. Es una merienda poética porque, en un determinado momento, el agua se tiñe de color amarillento para simular el té de manzanilla que tomábamos con mi abuela. Las tomas en la pecera son el ritual del té compartido con mi abuela y son un adelanto de la merienda real, que luego aparece.
Finalmente, para la secuencia de la merienda, en cuanto a la iluminación, coloqué un farol por la ventana para simular el sol que entra por la ventana de la cocina. Además, utilicé una luz LED Falcon y unos dedolights para aportar brillo a los objetos de vajilla. Por último, trabajamos con una clave tonal media a baja.

@Malu.Quinteros

fotograma del film
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