“Tuve hambre y me dieron de comer, Tuve sed y me dieron de beber, Fui migrante y me hospedaron” Mateo,25:35
Todos escapan de una relidad atroz, vergonzante, real. “El migrante no sabe nada, pero tiene que ingeniárselas ser y estar despierto aunque en su andar haya trasnochadas, hambre, sed y miedo”.
El albergue del Padre Solalinde, es sin duda alguna un oasis en medio de este vasto desierto de desigualdad. Un lugar de descanso de repensar si hay que seguir o decir adiós al estúpido sueño americano. Aunque con el paso de los años ese tal sueño se ha convertido cada dia en el “sueño mexicano”.
A pesar de estar en constantes debates en el Senado de la República se cuestionan el apoyo y programas de protección a migrantes.. mientras tanto afuera en la cruda y dura realidad.. siguen las extorsiones, secuestros, desapariciones, enlistado forzozo al crimen organizado, traáico de mujeres, órganos y niñ@s. Ser migrante en México no es nada fácil mi trabajo de registrar su estancia en dicho albergue es para dignificar el trabajo de ONG’S, colaboradores sin ningún pago, mismos migrantes que ya adoptaron el albergue como casa en busca de un mejor lugar y sobre todo del Padre Alejandro Solalinde. En lo personal me cuesta trabajo escribir por eso lo hago con luz esa misma luz que espero lo encuentren mujeres, hombres y niños en su andar.. En mis retratos no distingo de un Garifuna que de un Catracho o Cubano.. Somos iguales. Incluso he seguido sus historias después de haber pasado por mi lente, no todos pero si se por ejemplo que Ariel (Honduras) consiguió su sueño de poner una peluquería en un estado del norte del país. Al ser beisbolista acuden a el varios jugadores de diversos equipos de la liga mexicana del bésibol.
O la historia de Cash que no pudo continuar quizás el miedo o la falta de dinero lo hizo regresarse a la costa pacífica de Honduras y ahí retomo lo que quería hacer en “America”, ser cantante de hip-hop y reggueton..y lo hace muy bien. Es domingo a medio día y cuando no está de gira el Padre Solalinde hay misa.. hay palabras de consuelo de esperanza de Fe… Mientras tanto voluntarios y mismos migrantes preparan los sagrados alimentos para compartir después de la predicar La Palabra. O mismo hay espacio para meditar o jugar al fútbol deporte que irónicamente no conoce fronteras.
Son muchas las historias y pocas las imágenes..A veces es mejor escucharlos.
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