Para finales de octubre de 2016, fui invitado a fotografiar el primer concurso de belleza de hombres trans, y de ese ambiente me cautivé por el entorno festivo de la nocturnidad de un circuito invisible de eventos de belleza transformista, que por arte, hobbie, el glamur y la fantasía, celebran la femeneidad. Circuito invisible, porque de esto no hay registro formal alguno, salvo las fotografías de asistentes y equipos participantes desde sus teléfonos celulares, compartidas en los efímeros muros de redes sociales; y así los eventos inician, terminan y desaparecen de la memoria colectiva, con la nueva actualización de perfil. Todo esto es revivir mis ansias estéticas del sueño ochentero de producciones de cine y la música materna, oler el maquillaje y los shows de frente, ¡de sopetón!, a la orilla de los escenarios y detrás de ellos, con ellas y ellos en la construcción de un arte que arranca en la desnudez literal y la metafórica, que asemeja poemas de Arthur Rimbaud, para vestirse de talento, color y lentejuela, para enguatarse y esculpir figura, para grabarse en la posteridad de una noche.
Participar íntimamente de esto solo tiene un filtro, la sinceridad en la palabra y en las intenciones, ser un constante aliado y espectador aun en noches cuando el show programado no se dio. Inicialmente este ensayo convertido en vivencia cotidiana arranca en el Bar El Closet, luego en Hypernova y el bar Diamantes, hasta registrar fuera de ahí eventos regionales que coronan reinas de zonas populosas de la ciudad; los primeros son sitios de ambiente en un entorno conocido como la Zona Real y en el centro histórico de la ciudad capital San Salvador, cuyo tejido es un gran número de bares vecinos dedicados al futbol y la exaltación de la heterosexualidad. Acá todo se mueve entorno a las noches de shows y la elección de reinas de festividades internas y a los reinados propios de los lugares, desde las familias constituidas que agrupan bajo un apellido no consanguíneo a sus madres, hijas y hermanas candidatas a reinas y a sus escuderías de coreografía, maquillaje y vestuario; acá se platica, se aplaude, se aprende y se familiariza, se baila, se canta y también se simula cantar, se desfila en pasarela, y se combate con histrionismo artístico, para saber si “ELLA ES, ELLA ES…” En este edén nocturno, Tania, Dexx, Candice, Camila, La pajarita, Elizza, April, Tatiana, Angora, Keyri, Hillary, kasumi, Melissa, Brihana, Allison, Kendy, Meybellin, y la lista que se multiplica, sacan a pasear a su Eva de Noche…en romántica y en escándalo
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