El presente proyecto fotográfico trabaja y reflexiona sobre retratos de diversas personas de la región de los ríos abordando la perpetuación de un fragmento de tiempo pasado que corresponde a un segundo de vida, pensándose en una vista futura. La posibilidad de pensar en un “filtro cultural” implica un refugio de la delicadeza melancólica que puede llegar a encarnar una imagen para un núcleo familiar al pensar en los álbumes. Uno de los puntos que hace retornar al pasado es que existe una realidad y exactitud como forma de representación, pudiendo reconstruir situaciones que ya ocurrieron. La credibilidad es uno de los temas abordados por Ronald Barthes cuando habla de “logon”.
Con este término se refiere a la transposición directa de la apariencia de un sujeto frente a la cámara por la impregnación de ésta. Lo mencionado anteriormente lo abordamos mediante la perpetuación de una memoria, identidad de cada ser individual constituidos por lazos colectivos socio- afectivos. Los contenidos registrados por la imagen fotográfica que se están presentando no se repetirán nunca más, son irreversibles y es ahí donde nos concentramos para dicha muestra. Se les propone a los sujetos fotografiados convertirse en espectros, como diría Barthes: La fotografía embalsama al cuerpo. El sujeto fotografiado se constituye en un acto de posar con el cual se elabora un cuerpo en una imagen, con ello, el yo como otro, del que quiere ser, del que quiero que crean que soy. Las personas retratadas, con el pasar del tiempo, se van viendo afectadas por cambios físicos, propios del envejecimiento. Además, se verán influidos por circunstancias personales que harán que vayan cambiando también internamente. Las fotografías que hemos tomado en este momento de sus vidas es una fuente inagotable de posibilidades de descubrimiento e interpretación de la vida histórica de cada sujeto en particular. Dentro de todo un universo de imágenes, ésta logra situarlo, en un momento particular de su diario vivir, incluyendo de por si su lazo social, cargando consigo innumerables ideas y reflexiones. La cotidianidad es lo que constituye a cada persona, es por ello que podríamos aventurarnos a decir que la afectividad nace desde ese acontecer.
La fotografía posee rasgos que se han ido olvidando: el modo de gesticular, sonreír y la historia sólo aparecerá si se la mira. Para que esto ocurra y signifique tiene que formar parte de un tiempo distinto y estar marginado de este, ser historia. Así se podrá apreciar el detalle en forma de pasado, haciendo que pase a ser historia.
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